La Devoción Americana a Jesús del Gran Poder

Gran Poder en AméricaEl prematuramente desaparecido profesor Jorge Bernales Ballesteros, en el catálogo que se elaboró para la exposición GRAN PODER que se celebró 1991, recogía la extensión a tierras americanas de la devoción a la advocación e iconografía del Gran Poder. Por su interés, lo reproducimos a continuación.

“En el siglo XVI fueron frecuentes los trasvases de devociones y títulos de hermandades a tierras americanas, sobre todo las de aquellas confraternidades de gentes vinculadas a la mar, al comercio, navegación y en general con la llamada “Carrera de Indias”. En el siglo XVII estos influjos no fueron tan numerosos, entre otros motivos porque los criollos americanos prefirieron crear sus propias corporaciones según devociones nacidas en aquellas tierras. Por ello resulta de gran interés comprobar como en la ciudad de Quito surgió por aquellos años la devoción a una imagen hecha de talla completa entre 1630 y 1640 y con la misma iconografía que la sevillana, salvo la túnica que en este caso está esculpida con amplios pliegues de sobria factura barroca.

La imagen se hizo para el convento de San Francisco de Quito, el más importante y suntuoso de la ciudad, donde es posible que viviese algún fraile procedente del también franciscano convento del Valle de Sevilla; no es más que una suposición, pero no desdeñable, pues hay varias coincidencias que conviene tener en cuenta. La escultura se atribuye a un misterioso escultor de origen español llamado “Padre Carlos”, de quien se tienen noticias en Quito entre 1620-30 y 1660. Las obras que de él se conservan, permiten comprobar su conocimiento del arte de Montañés, y en particular del de Juan de Mesa.

Hace algunos años los historiadores hispano-americanos Mesa y Gisbert, lanzaron la hipótesis de que el tal Padre Carlos, podría ser una mala lectura del nombre del religioso jesuita Marcos Guerra, conocido arquitecto y renombrado escultor, pero todavía no se ha podido comprobar documentalmente. La historiografía jesuita, sí dice con claridad que el Hermano Marcos fue nacido en Nápoles de familia española, donde se inició en el estudio de las artes; luego profesó y vino a Sevilla, entre los años 1620 y 30, y aquí habría aprendido las técnicas arquitectónicas y escultóricas acordes con los gustos y sensibilidad de los pobladores de Las Indias, según costumbres generalizadas en la Compañía de Jesús antes de enviar al Nuevo Mundo a sus religiosos artistas. Esta hipótesis explicaría los conocimientos de arte hispalense por el misterioso autor del Gran Poder de Quito, pero no se ha podido confirmar, por lo que sigue el enigma. Lo que sí está claro es que la talla quiteña es la devoción más conocida fuera de Sevilla y surgida pocos años después de creada la célebre imagen sevillana; fue quizá obra e impulso de los franciscanos, pero fue también el calor popular de la Hermandad que ha llegado hasta nuestros días, lo que fomentó su culto hasta convertirse en la más acendrada devoción de Quito. Es posible que otras poblaciones de los extensos Virreinatos de Nueva España y Perú, tuviesen por entonces imágenes de Jesús con este título, pero la de Quito fue sin duda la indiscutible devoción americana.”

Prueba del mantenimiento y pujanza de esta devoción, añadimos nosotros, es que la fiesta principal de la ciudad, que tiene lugar entre noviembre y diciembre de cada año, tiene el título de Jesús del Gran Poder, al igual que en otras capitales hispanoamericanas, como La Paz, en Bolivia.

Siguiendo de nuevo a Bernales Ballesteros, “durante los siglos XIX y XX la devoción ha proliferado en múltiples localidades y ciudades españolas y ha vuelto a rebrotar en el continente americano; las poblaciones e Arequipa, Tacna, Guadalajara, Nueva York, Buenos Aires, etc., cuentan con hermandades e imágenes con el inefable título del Gran Poder, y todas tienen presente el modelo de Sevilla; alguna incluso, como la de Arequipa, posee una copia sacada de puntos (hecha por el escultor Antonio Illanes), pero en todos los demás casos son coincidencias devocionales e iconográficas sin otros parecidos, salvo los inevitables recuerdos y ejemplos de Sevilla, lo que no deja de ser una responsabilidad”.

Para concluir, señalaremos que entre la extensa nómina de la Corporación, figuran numerosos hermanos residentes en estos países hermanos, que mantienen viva la llama de la devoción al Señor en el continente americano.

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