El Besamanos, la mayor muestra de devoción y amor al Señor

El Besamanos del Señor, en el arranque de la Semana Santa, fue de nuevo una muestra de la inmensa devoción a la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. 

Tras la bajada desde su altar en la media noche del Viernes de Dolores, el Sábado de Pasión a las 9 de la mañana se abrían las puertas de la Basílica para comenzar un año más, el rito sagrado de postrarse ante la Bendita Representación de Dios que desde hace más de tres siglos se venera en San Lorenzo. Ya a esa hora se formaban las primeras colas de hermanos, fieles y devotos, que no cesaron ni en el propio sábado, ni el Domingo de Ramos, Lunes y Martes Santo, en los que continuó el Besamanos, muchas veces extendiéndose las filas hasta más allá de la plaza y la calle Conde de Barajas.

A lo largo de estas cuatro jornadas, miles de personas de todas las edades y latitudes han pasado por la Basílica, todas con el interés de orar ante el Señor y besar sus benditas manos. A ellos se unieron las visitas institucionales del Arzobispo Auxiliar, el equipo de Gobierno de la Alcaldía de Sevilla, el Jefe del Mando Terrestre del Ejército, ofrendas de flores o visitas de otras hermandades. Muy especial este año, justo al inicio del proyecto de Evangelización Hacia 2020, ha sido la visita de los grupos parroquiales de Los Pajaritos, a cuyas parroquias se desplazará el Señor en el otoño del próximo año.

El sábado por la tarde, como en años anteriores, la Hermandad quiso que nuestros hermanos y hermanas de mayor edad y antigüedad en la nómina pudieran tener un momento en la compañía del Señor, disponiendo sillas para ellos en el presbiterio y ofreciendo un momento de oración dirigido por nuestro Director Espiritual. En la noche del Sábado de Pasión se celebró la Santa Misa preparatoria para la Estación de Penitencia, presidida un año más por N.H.D. Eduardo Martín Clemens, párroco de Santa Cruz.

Agradecemos a todos los fieles que en estos días se han acercado a la Basílica el recogimiento y el fervor mostrado y, a la vez, elevamos al Señor sus súplicas y agradecimientos, para que a todos llegue Su inmensa misericordia.