En Cabildo General celebrado el 18 de Octubre de 1.953, la Hermandad fundó una Bolsa de Caridad, siendo Hermano Mayor de la misma Don José Morón Ruiz. Con ello se pretendía hacer patente el mandato cristiano del ejercicio de la caridad a través de un órgano específico, insertado en la propia Hermandad que con esta iniciativa una vez más venía a ser pionera entre las Hermandades sevillanas.
Para entender mejor su fundación, debemos situarnos en la Sevilla de la posguerra. En la Sevilla de hambre, desolación y tristeza, en aquellos difíciles y duros años en los que todos habían perdido algo.
La Hermandad del Gran Poder consciente de ello, no quiso obviar a los muchísimos desamparados de las instituciones civiles.
Sin embargo, la experiencia de los años, nos ha hecho ver que las dificultades de los más desfavorecidos son siempre las mismas, ya sean tras una guerra o en épocas de Paz y prosperidad.
Ello junto a la propia vocación universal de la Hermandad, ha hecho que sea la Bolsa de Caridad un autentico centro Asistencial en el más amplio sentido de la palabra.
El funcionamiento de la Bolsa de Caridad se regula por lo dispuesto en las actuales reglas y por su propio reglamento. Tal y como establecen las reglas, la Bolsa depende en su funcionamiento de la Junta de Gobierno, si bien delega en el Diputado de Obras Asistenciales. En cuanto a la composición, esta está formada íntegramente por hermanos y cuyo número es determinado por la Junta de Gobierno atendiendo a las necesidades a cubrir, amén de los diecinueve componentes de la Junta de Gobierno.
Entre sus obligaciones podemos citar la asistencia semanal a la reunión de Bolsa, que tradicionalmente se viene celebrado todos y cada uno de los jueves del año, salvo los que la Hermandad tenga que acudir a un Culto externo o público.
También dentro de sus cometidos está el atender a los peticionarios que acuden a la Bolsa los días de visita, que actualmente tenemos fijados los Martes, o cubrir los turnos de la mesa petitoria que todos los viernes se coloca en la Basílica, etc. La reunión referida, celebrada semanalmente, tiene por objeto, tras la oración inicial y lectura del Acta de la reunión anterior, la Resolución y Decisión sobre los expedientes que se han tramitado e informado, y la posterior distribución entre los hermanos de las nuevas solicitudes, para su informe, finalizando con la Oración de Regla por los Hermanos difuntos y especialmente los que dejaron su testimonio de Caridad Cristiana en la propia Bolsa. Es presidida por el Hermano Mayor o el Teniente de Hermano Mayor, y en defecto de ambos, por el Diputado de Obras Asistenciales.
Cumplidas nuestras bodas de oro, y sin querer hacer un balance exacto de los más de cincuenta años de existencia, nos sentimos orgullosos de haber tramitado mas de diez mil asuntos, entre los que se encuentran todo tipo de peticiones y solicitudes, algunas de ellas de lo más variopintas, que no por eso, inmerecedoras de atención. La naturaleza de las mismas resulta del todo inimaginable, desde sufragar una intervención quirúrgica hasta el pago de unas gafas; de la repatriación de un emigrante a una beca de estudios, de una canastilla de recién nacido a cubrir los gastos de una exequias, o la ayuda a drogodependientes.
El mejor símbolo de la importancia de la Bolsa de Caridad dentro del tejido social de nuestra Hermandad se ve reflejada en el lugar que ocupa su insignia representativa en el Cortejo Procesional, ocupando lugar preferente en la Estación de Penitencial.